Hadas Heller, prostodoncista que lleva más de 20 años ejerciendo la odontología en su Israel natal, tenía desde hacía tiempo un problema común a muchos dentistas: dolor crónico ocupacional de cuello y espalda. Para mitigar las punzadas y los dolores, lo intentó todo, desde la natación hasta el shiatsu, antes de darse cuenta de que lo mejor era abordar el problema en su origen con cuidados preventivos y preventivos.
Por ello, la Dra. Heller aconseja a sus colegas dentistas que deseen protegerse de las lesiones y el dolor asociados a su profesión, en la que doblan la columna vertebral, inclinan el cuello y giran la cabeza: La mejor forma de reducir significativamente el dolor acumulado inherente a la odontología es limitar drásticamente las flexiones, los esfuerzos y los estiramientos que los dentistas realizan durante horas y horas mientras tratan a los pacientes. En pocas palabras, si hacer algo intensa y repetidamente causa dolor, la solución es no hacer tanto esas cosas. “La prevención es la mejor medicina, y la ergonomía importa”, explica.
Durante años, la Dra. Heller utilizó lupas galileanas convencionales. Se había acostumbrado a los pares con aumentos comprendidos entre ×2,5 y ×2,8. Pero, por desgracia, también se había acostumbrado a sentir dolor. Hace tres años decidió que ya era suficiente.
“Un colega tenía un par de lupas ergonómicas nuevas de una empresa de aquí, de Israel, llamada Admetec”, recuerda. Era la primavera de 2020, el comienzo de los cierres de COVID-19. “Resultó ser lo mejor que me ocurrió durante aquel terrible año”.
Las lupas ergonómicas como las Ergo de Admetec combaten el dolor y los trastornos musculoesqueléticos al permitir una postura de trabajo saludable. Las lupas de desviación a través de la lente proporcionan un ángulo de declinación real de hasta 60°, lo que permite una posición de trabajo erguida. Esta forma más natural de trabajar reduce sustancialmente la tensión en la cabeza, el cuello, la espalda y los hombros.
Los beneficios de las lupas también son progresivos. El uso de las lupas Ergo entrena intuitiva y subconscientemente a los clínicos para mantener una posición y postura correctas de la cabeza, protegiendo su salud y bienestar a lo largo del tiempo.
La Dra. Heller no tardó en sentirse cómoda con las lupas Ergo. A pesar de haber utilizado lupas convencionales durante más de una década, pronto se adaptó a los nuevos puntos de vista que le proporcionaba su posición de trabajo más sana y erguida.
“Sólo tardé unas semanas en adaptarme a la nueva postura de práctica, más ergonómica”, explica la Dra. Heller. “Introducir cualquier herramienta nueva en tu vida profesional, especialmente una que tenga que ver con tu visión, requiere un periodo de adaptación, pero rápidamente se convirtió en una nueva normalidad”.
La Dra. Heller también instruye a aspirantes a dentistas, concretamente a estudiantes de quinto y sexto curso de odontología que acaban de empezar su carrera profesional. “Cuando empiezo a trabajar con ellos, la mayoría ya lleva un año o más utilizando lupas convencionales”, dice. “Mi consejo es que cambien a las lupas Ergo. Otras lupas pueden proporcionar el aumento que necesita un profesional, pero las lupas ergonómicas minimizan el riesgo de traumatismo acumulativo y el consiguiente dolor crónico ocupacional, y este beneficio no tiene precio.”
La Dra. Heller suele recomendar a los estudiantes un modelo Ergo ×3. “Pueden ver un amplio campo de visión y empezar su carrera con una posición de trabajo saludable. Esto les ayudará a desarrollar hábitos correctos y a mitigar los dolores y molestias que se acumulan con el tiempo y se agravan con la edad”, afirma.
Tres años después de cambiar a las lupas ergonómicas, la Dra. Heller afirma: “Mis dolencias físicas han disminuido mucho”. Lo único que lamenta es no haber descubierto antes las lupas Ergo, algo que sin duda transmitirá a sus estudiantes de odontología con un ejemplo muy apropiado.
“Los estudiantes deben tener en cuenta la perspectiva a largo plazo”, explica el Dra. Heller. “No nos cuestionamos por qué hacemos ejercicio o comemos sano -o, volviendo al tema de la odontología, por qué nos cepillamos los dientes-, así que ¿por qué deberíamos cuestionarnos el cuidado de nuestro cuerpo a lo largo de décadas de carrera?”
Hadas Heller ejerce en una clínica privada de Ra’anana y enseña en el programa de odontología de la Universidad de Tel Aviv, ambas en Israel.
Publicado el:
Dental Products Report